Son múltiples las ocasiones en las que nuestras creencias limitantes no nos dejan emprender los caminos que pueden llevarnos hacia nuestros sueños e ilusiones. Al ni si quiera intentarlo, asumimos que esos sueños son inalcanzables, pero ¿acaso es posible que te toque la lotería si no compras un décimo? Al fin y al cabo, como decía Calderón de la Barca:
“¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.”
Y… ¿para qué están los sueños si no es para tratar de cumplirlos?
Nadie dijo que luchar por lo que queremos fuera fácil, pero no hacerlo puede suponer la pérdida del sentido de nuestras actuaciones. Entonces, ¿qué perdemos con intentarlo? No digo que no debamos ser realistas y conscientes de nuestras limitaciones, sino que, muchas veces, cercamos nuestras posibilidades.
Abramos las ventanas para dejar salir nuestras ensoñaciones y alguna que otra puerta para dejar entrar al cambio en nuestras vidas.
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