lunes, 13 de junio de 2011

Las emociones


Emoción viene del verbo motere, que significa movimiento, y el prefijo e-, que quiere decir dirección. Por tanto, emoción hace referencia a un movimiento hacia algo. La emoción puede considerarse “una respuesta a un acontecimiento que viene acompañado de unos cambios fisiológicos y que nos dispone a actuar”.

Pero, ¿para qué sirven las emociones? Lo cierto es que, de un modo u otro, nos ayudan a desarrollar nuestro proceso de adaptación. Diferentes experiencias coinciden, además, en que las emociones nos facilitan el recuerdo, por lo que podríamos decir que favorecen la memorización. También a la comunicación (ya que no existe la no-comunicación) y a la creatividad, potenciando esta no sólo a nivel profesional, sino que, al beneficiar a la comunicación, también lo hace en el ámbito social y en el personal. Un aspecto curioso a destacar es que la sociedad se preocupa por su salud cuidando su cuerpo, leyendo, yendo al teatro, etc., pero no se trabaja la parte emocional, ya que no recapacitamos sobre lo que sentimos ni sobre cómo lo expresamos; esto también puede afectar a nuestra salud, aunque no seamos conscientes de ello (puede generar ansiedad, trastornos en la conducta, etc.). Pero si para algo nos sirven las emociones es para tomar decisiones, ya que son lo que hace que nos movilicemos.

Relevante es resaltar también cada una de sus dimensiones: la neurofisiológica, es decir, cómo responde nuestro cuerpo ante una emoción (sudoración, ritmo de la respiración, ritmo cardíaco, etc.); la comportamental, que abarca todos los gestos faciales, (como abrir y cerrar más los ojos, sonreír, fruncir el ceño, etc.) y las acciones que denoten ciertas actitudes (como salir corriendo); la dimensión cognitiva es la que comprende los pensamientos (Ej.: Si veo un león frente a mí, pienso que tengo que huir porque me va a comer).

Es importante saber lo que siente otra persona, pero también ayudarla a que sea consciente de ello. Debemos tener en cuenta siempre las emociones, y más siendo psicopedagogos. Es por ello conveniente resaltar algunas de las más comunes:

· La tristeza, que supone una pérdida.

· La alegría, que supone una ganancia.

· El miedo, que advierte una amenaza, ya sea esta real o ficticia.

· La ira, que supone transgresión de nuestra integridad, cuando invaden nuestra identidad.

· La sorpresa, ante algo que no esperamos, ya sea esto negativo o positivo.

· El asco, que admite rechazo hacia alguien o algo.

Debemos tener mucho cuidado al interpretar las emociones, ya que, como hemos dicho con anterioridad, las personas no sienten ni expresan las cosas de la misma forma. De hecho, son habituales las “emociones confundidas”, como cuando alguien sonríe estando triste, o canaliza la tristeza o el miedo con agresividad. Como buenos profesionales, debemos saber captar los verdaderos sentimientos de los destinatarios de nuestras prácticas orientativas, creando un espacio propicio para la expresión de los mismos para poder clarificar su naturaleza.

De esto trata la conciencia de las emociones, de la capacidad para identificarlas y darles nombre, aplicándolo a nosotros mismos, así como a nuestros sujetos, algo imprescindible de cara a un futuro profesional. Para ello, contamos con herramientas como el diario emocional, en el que podemos contestar las siguientes preguntas: ¿qué emociones has notado?, ¿es una vista extensa o negativa?, ¿qué tipo de emoción predomina?, ¿por qué crees que puede ocurrir esto?, ¿cuáles tiendes a expresar con palabras y cuáles con el cuerpo?, ¿hablas a menudo de tus emociones?. Con adultos, podríamos aplicarlo como un diario personal, en vez de hacer preguntas y, con niños pequeños, proponerles que dibujen esas emociones, que las representen, etc.

Cabe destacar que es necesario tener un control de nuestros estados, nuestros impulsos y nuestros recursos internos. A esto lo llamamos regulación emocional. Podemos distinguir cuatro tipos de regulación:

· Emocional

· Conductual

· Fisiológica: mediante el deporte, la relajación muscular progresiva, etc.

· Cognitiva: afrontando las emociones negativas mediante estrategias cognitivas, requiriendo esto generar pensamientos positivos.

Ante esto, es útil poder realizar una buena identificación de pensamientos negativos.


Práctica de reflexión

El hecho de que nunca haya habido una educación emocional resulta crucial a la hora de entender por qué atribuimos las emociones a lo íntimo, a lo personal. Ahora las estudiamos para saber identificarlas y expresarlas adecuadamente, lo que resulta crucial tanto a la hora de realizar un análisis del sujeto como para llevar a cabo una intervención.

De cara a la puesta en práctica de técnicas como la entrevista, esto resulta substancial: el lenguaje no verbal nos muestra más información, incluso, que lo que nos dice el cliente. Debemos estar atentos a las emociones confundidas, empatizar con la persona para favorecer su libre expresión y, también de suma importancia, escuchar los silencios.




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